Actualmente, en España, hay aproximadamente 1.000 personas con ceguera o discapacidad visual severa que utilizan perros-guía como ayuda para su movilidad.
La mayoría de estos perros han sido formados en la escuela de Fundación Once de Perros Guía (FOPG), otros provienen de escuelas de Norte América como la Leader Dogs For The Blind en Rochester o la Guiding Eyes for the Blind.
Allí saben que no todos los perros son aptos para realizar esta tarea. Hay razas mejor predispuestas a la función de guías como por ejemplo: labrador, Golden Retriever y pastor alemán (y los cruces entre ellas). Estas razas se caracterizan por tener un correcto equilibrio temperamental, al mismo tiempo que son animales vivaces, inteligentes, trabajadores y con muchas ganas de aprender. En los últimos años se ha añadido otra a las nombradas, la Flat Coat Retriever.
Los canes deben superar tres etapas para conseguir ser perros-guía. La primera, corresponde a una estancia con una familia entre los 2 y los 12 meses de edad. Aquí aprenden a convivir con personas próximas y ajenas, se acostumbran a los sonidos cotidianos, a ir en transporte público, pasear por las tiendas... Después, viene el proceso de adiestramiento durante 6 meses más, donde consiguen adquirir habilidades como caminar al lado del usuario, bajar y subir escaleras, señalar bordillos y obstáculos. Y, finalmente, llega la etapa de la adaptación a su usuario.
En su totalidad, este proceso puede durar entre 18 y 24 meses, y supone un coste de unos 35.000 euros por perro. Es una ardua tarea, y de hecho sólo la mitad de los canes consiguen ser guías.
Es necesario un gran equipo humano y profesional, vocacional y experto, para formarlos. En la FOPG, anualmente se gradúan cerca de 100 nuevos perros-guía, a los que se añaden 24 más provenientes de las escuelas americanas.
Merece la pena destacar que, en sus 20 años de vida, la Fundación Once ha formado a más de 2.000 perros-guía.