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“Todos somos diferentes y tenemos alguna discapacidad”

Pau Marc Muñoz Torres, tiene 38 años. Es de Barcelona, pero vive en Terrassa. Es doctor en Biología y bioinformática. Tiene novia. No tiene hijos. Tiene una dificultad, no un problema: parálisis cerebral de nacimiento.

Os compartimos la interesante entrevista a Pau Marc que publicaron el pasado viernes 7 de febrero en La Contra de La Vanguardia. Todo un ejemplo.

Parálisis cerebral?

Qué le pasó? Anoxia perinatal: falta de oxígeno al nacer

Por qué? El parto se alargó por problemas de dilatación y me ahogué. Casi me muero. Sobreviví, ¡por suerte! Con el cerebro lesionado.

¿Qué tipo de lesión es? El daño neurológico afecta el sistema nervioso central: hablo y camino con dificultad. Tiene una carrera, dos masters, un doctorado y dos medallas –plata y bronce- como nadador olímpico.

No debe haber sido fácil… No. Pero todos tenemos alguna dificultad para algo, no? Ese por bajito, el otro por miope… Aquella por tímida, el otro porqué tiene complejos… Son dificultades…, pero no tienen por qué ser problemas. Yo no tengo un problema!

¿Cuando supo que era… diferente? Todos somos diferentes. Todos tenemos alguna discapacidad.

Ya, pero la suya… es más visible. Mi madre es enfermera y a los cinco meses se dio cuenta de que algo no iba bien.

Es importante el diagnóstico precoz? Sí. El sistema nervioso se forma en los tres primeros años de vida… Y el cerebro es plástico: cuanto antes y más lo ejercites, ¡mejor! Así empezó mi entrenamiento.

¿En qué consistió? Mi madre me tiró en una piscina, y a nadar.

Dicho así… Pronto me llamaron “el pez”. Mis padres me hicieron espabilar mucho, y yo se lo agradezco. Nada de sobreprotección. Y después, mucha fisioterapia y logopedia: “camina sobre esta línea, pon la lengua aquí…”

¿Quién más le marcó, de pequeño? Una profesora, Francina: cuando íbamos de excursión me hacía poner enfrente, y si me quedaba atrás los paraba a todos y me volvía a poner delante.

¿Se sentía normal? Mis padres me enviaban a comprar el pan, y de colonias, y a estudiar… A los 18 años me saqué el carné de conducir.

Bien, pero las miradas de la gente… Me afectaron durante la adolescencia, cuando ser diferente es un delito, cuando quieres tratar con chicas…

Explique una anécdota. Una chica me rechazó y me dijo: “Vete acostumbrando a estar solo”. Ha, ha…

¿Porqué ríe? Ella no tenía pecho ni estudios. Hay gente totalmente ciega: no ven más allá de su nariz.

La apariencia pesa mucho… Algunos no saben trascender para ver a la persona, sus valores, actitudes, saberes…

¿Continúa nadando? Sí, pero ya no entreno ni compito. Llegué a entrenar 6 horas al día y gané medallas en Barcelona 92 i Los Ángeles 96, con 17 y 21 años. Ahora todavía puedo nadar 3.000 metros en una hora y media.

¿Cuál ha sido su truco? Convertir cada desventaja en una ventaja. Yo era lento en los exámenes, no tenía tiempo de acabarlos, y…, desarrollé capacidad de síntesis y respondía yendo al grano.

¿No ha utilizado la circunstancia para hacer lástima? Nunca. Me odiaría por esto. Lo que me gusta es actuar. Me da risa eso de “imagínate alguna cosa con convicción y lo conseguirás”. No, no… Imagínatelo, de acuerdo, pero… ¡Hazlo! ¡Actúa!

¿Qué vocación tenía, de pequeño? Un profesor me explicó en clase de biología el ciclo de Krebs, la respiración de las células: me fascinó. Decidí estudiar biología. ¡Y hoy soy doctor en Biología!

¿Su afección influyó en la decisión? Ahora sí: quiero investigar técnicas para mejorar el tratamiento de la parálisis cerebral, incrementar capacidades neuronales, optimizar la calidad de vida de los niños enfermos. Es mi gran sueño…

¿Alguna pista? Creo que la meditación puede modular la conducta: modifica el sistema nervioso para aumentar la conciencia de cómo estás.

¿Ya ha empezado la investigación? Hace meses que busco trabajo en algún centro de investigación en España, en Cataluña…

¿Su manera de hablar y de caminar se interpone en su vida laboral? Sí. Hablan de integración, pero de palabra. Una persona me llamó por teléfono para ponerme a prueba y cuando me oyó… ¡me colgó!

¿Qué le diría si pudiera? Le dije: la llamé, hablamos, y reconoció que el prejuicio fue más fuerte.

No sabemos tratar a personas como usted: ensényeme. Actúa con naturalidad. Y pregunta. Y escucha.

Qué consejo le daría, a quien tenga una discapacidad? Hasta el infinito y más allá!

¿Cuál es su horizonte, ahora? Después de ofrecerme a muchos centros de aquí y no conseguir nada, me quieren en el equipo investigador del Instituto Rudjer Boskovic de Zagreb, en Croacia, de proteómica y genómica: me piro la semana que viene!

Víctor – M.Amela

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