¿Habrá escaleras? ¿Y baches o caminos de piedra? ¿Podré moverme por cuestas pronunciadas? ¿Y si hay calles sin aceras? Si antes de viajar te planteas todas estas cuestiones debes saber que cada vez más existen destinaciones para turismo accesible.
En los últimos años la idea de ofrecer destinos turísticos adaptados para personas con movilidad reducida ha irrumpido con fuerza en España. Si hasta entonces eran pocas las localidades que ofertaban actividades y alojamientos inclusivos, la tendencia en los últimos años es justo lo contrario.
Los motivos son varios. Las nuevas leyes y ordenanzas obligan a cumplir el principio fundamental y constitucional de garantizar el acceso a personas con discapacidad, afinando en el cómo y el cuándo. Otra de las razones es la crisis económica. La rehabilitación de antiguos hoteles o la construcción de nuevos ha obligado a su puesta al día en accesibilidad. Así mismo, el hecho que España sea destino y origen de turismo de tercera edad supone ampliar la idea de accesibilidad a las personas mayores.
Uno de los ejemplos más ilustrativos es la progresiva substitución de las bañeras por platos de ducha. Ello ya no es algo que solamente suceda en viviendas particulares, sino también en hoteles, hospederías y resorts. De esta manera se garantiza un fácil acceso a las personas usuarias de sillas de ruedas, personas de la tercera edad o de todas aquellas que precisan de ayuda para ducharse. Además, la ducha supone un ahorro importante en el gasto de agua frente a la bañera.
En espacios abiertos la tendencia hacia el turismo accesible es más heterogenia. Según sea una iniciativa pública o privada, el resultado puede variar mucho, des de la mínima acción para cumplir con la legalidad hasta situar la accesibilidad en el motivo central. Existen ejemplos que hace unos años eran del todo impensables, como la idea de playas accesibles y que hoy se pueden encontrar registradas en directorios de Internet.
Des del punto de vista arquitectónico, trabajar junto la idea de turismo accesible ha permitido ir eliminando barreras físicas cuotidianas para mejorar la movilidad. Es el caso de la renovación de aceras hace unos años. Éste es un ejemplo de cómo apostar por un diseño urbano accesible favorece tanto a los turistas como a los vecinos.
Pero ¿qué pasa con las zonas rurales? ¿Y los parques naturales? En estos espacios aún queda mucho por hacer, es cierto, pero existen iniciativas admirables como la del Parque Nacional de la Sierra de Gredos, que cuenta entre sus itinerarios rampas y caminos aptos para sillas de ruedas. En muchos casos, la intervención para adaptar el espacio es mucho más económica que en zonas urbanas ya que únicamente se requiere de un ensanche suficiente de los caminos y la instalación de rampas o pequeños puentes (ambos pueden ser de madera) sin necesidad de mayores complicaciones.
En resumen, la apuesta por el turismo accesible beneficia tanto al inversor (mayor número de clientes) como al turista (experiencia más satisfactoria) como a los vecinos (quienes pueden hacer un uso más cuotidiano), tanto en el plano social como económico. A veces, la accesibilidad implica cambios sutiles, como la incorporación de barandas, rampas o bancos donde una persona mayor pueda descansar. En el fondo, si la accesibilidad es un deber social, los beneficiarios somos [email protected]
Si este post te ha inspirado, no olvides comentar ; )
Y si necesitas más información sobre soluciones en accesibilidad, te asesoramos sin compromiso. Solo tienes que llamarnos al teléfono gratuito 900 414 000.