Este es un dato esperanzador para un colectivo que debe hacer frente, día a día, a mil y una barreras arquitectónicas y obstáculos para lograr sus objetivos, en este caso estudiantiles. Este aumento de los jóvenes con discapacidad a las universidades se debe, en parte, gracias a las labores que realizan entidades sociales y a aquellos cambios en las normas que fomentan medidas más inclusivas.
En este sentido, y durante el curso 2013-2014, el número de matriculados a la universidad ha aumentado en 21.942 personas, tal y como lo revela la “Guía de Atención a la Discapacidad en la Universidad 2014”, realizada por Fundación Universia.
Aunque el número de matriculados ha aumentado un 10% respecto al año pasado, no debemos pasar por alto que el número total de universitarios con discapacidad tan solo es del 1,1% en las aulas y solo cerca del 6% de personas con discapacidad tienen un título universitario (según el último informe Olivenza).
Para contrarrestar estas cifras, existen alternativas como la Universidad a Distancia, pero esta no es la solución definitiva para la correcta inclusión de las personas en el mundo universitario. Por ello, las universidades están trabajando a conciencia con fundaciones y entidades sociales para realizar medidas más inclusivas y crear departamentos de discapacidad y accesibilidad, porque cuanto más inclusiva es la universidad más alumnos tendrá, y esto es responsabilidad de todos.