Tras sufrir una agresión con arma blanca en 2010, Darek Fidyka, de 38 años, padeció un desgarro completo de la médula espinal torácica. A pesar de muchos meses de fisioterapia intensiva, durante casi dos años ha estado paralizado sin presentar señales de recuperación.
Darek se ha sometido recientemente a un tratamiento específico basado en el trasplante de sus propias células olfativas. Éstas, han favorecido la renovación de las fibras nerviosas de la zona afectada y sorprendentemente ha empezado a andar.
Según afirma el propio Darek, fue “una sensación increíble”. Y es que “cuando no se puede sentir casi la mitad del cuerpo uno se siente impotente, pero cuando uno empieza a caminar de nuevo es como si volviera a nacer”.
El trasplante lo ha realizado un equipo de cirujanos del Centro de Neurorrehabilitación para el tratamiento de lesiones de la médula espinal de la ciudad polaca de Breslavia, en colaboración con expertos en regeneración neuronal del University College de Londres.
Los cirujanos quitaron uno de los bulbos olfativos del paciente e hicieron crecer las células en cultivo. Estas células permiten a las fibras nerviosas del sistema olfativo renovarse continuamente. En dos semanas se las trasplantaron en la médula espinal y el resultado fue la regeneración funcional de las conexiones supraespinales. Tras semanas de continuos ejercicios Darek empezó a notar cómo crecía el muslo izquierdo. Seis meses después, fue capaz de dar sus primeros pasos a lo largo de barras paralelas. Dos años más tarde ya puede caminar fuera del centro de rehabilitación con un arco de sujeción.
Estamos pues, ante un caso de estudio de cómo la recuperación del presente y del futuro debe pasar por la regeneración. ¡Por un mundo sin barreras!