De óxido y hueso enfrenta de nuevo a dos personajes opuestos a partir de una tragedia individual. La mujer protagonista, interpretada por Marion Cotillard, trabaja como entrenadora de orcas en un parque acuático. Durante uno de los espectáculos sufre un aparatoso accidente donde perderá ambas piernas a la altura de las rodillas y tiene que aprender a caminar y a vivir con prótesis. Lo que sigue es un ejercicio de superación y supervivencia matizado por la relación que entabla con un hombre, interpretado por Matthias Schoenaerts, sin trabajo y sin dinero que también deberá aprender a vivir de otra manera a partir del momento en que se encarga del cuidado de su hijo de cinco años.
De esta forma, el largometraje, enfrenta la historia de dos personajes opuestos a partir de una tragedia individual. Encuentros y desencuentros. Cuando se conocen, él no es nadie y ella goza de cierta estabilidad. Cuando se reencuentran, él comienza a atisbar un lugar en el mundo mientras que ella ya no puede ser la que era, sumida en el caos y la depresión.
Este largometraje hace pensar en la naturalización de la “imperfección” del cuerpo humano, sus dificultades, sus heridas y sus miedos. Un film donde se muestra la superación personal, y de pareja, de la discapacidad, con muchos toques de naturalidad y, sobre todo, sin tabúes.
Fuente: sensacine.com, eldiario.es