Si ya estáis pensando en organizar las vacaciones de verano, aquí va una buena idea!
¿Qué os parece visitar Venecia y dar un paseo en góndola? Ahora, gracias a Alessadro y Enrico, dos italianos de 42 y 44 años, han cambiado cinco siglos de historia con un detalle sencillo: han adaptado su góndola a las personas con discapacidad.
Alessandro viene de familia gondolera y su embarcación negra mide 11 metros de longitud. Hasta el momento, pasear en góndola era imposible para las personas en silla de ruedas a no ser que alguien, a pulso, los levante de su silla y los siente en la barca. Así que, al italiano gondolero se le ocurrió inventar un dispositivo que permitiera subir y bajar de la góndola en silla de ruedas de manera rápida y segura, y lo llamaron “Gondolas 4 all”. No sólo las personas con discapacidad pueden servirse de este avance sino también las personas mayores, los adultos con carritos de bebés, turistas con escayolas o movilidad reducida.
La solución ha sido instalar una plataforma hidráulica a pie de calle y que, mediante el accionado de un botón, desciende con suavidad la silla de ruedas con el usuario hasta el interior de la góndola. Con sólo 45 segundos, la persona con discapacidad puede empezar ya a navegar por los canales.
La adaptación ha costado 130.000 euros y ha contado con la colaboración del Ministerio de Defensa Italiano, la Región Veneto o una empresa especializada en transporte de personas con discapacidad. No obstante, han quedado 50.000 euros por cubrir que Alessandro y Enrico han aportado de su propio bolsillo.
Para disfrutar de este servicio los turistas no tienen que pagar ninguna tarifa extra ni suplemento adicional. Se aplica el mismo precio que el Ayuntamiento de Venecia ha fijado para los servicios en góndola: 80 euros el paseo de media hora. La única diferencia es que en vez de caber 6 personas en la barca, caben 3 cuando uno de los pasajeros va en silla de ruedas.
¡Nos encanta la iniciativa y esfuerzo de Alessandro y Enrico! Por más destinos y experiencias de ocio sin barreras.
Fuente: el mundo
